EL ENOJO DE SABINA PORQUE LE TOMABAN FOTOS, POR POCO HACE
NAUFRAGAR A “LA ORQUESTA DEL TITANIC” CON SERRAT A BORDO
Pachico Tejada
Santo Domingo
Dice una canción de Joaquín Sabina que “al lugar donde has
sido feliz es mejor que no trates nunca de volver”. Sin embargo, ha vuelto a
irse de gira junto a Joan Manuel Serrat y han hecho “Dos pájaros contraatacan
tour”.
De esta manera los sexagenarios cantautores se embarcaron
con “La orquesta del Titanic”, nombre del disco que han hecho en conjunto en un
espectáculo que saca lo mejor del histrionismo, las letras y la música de
ambos.
Presentado el pasado miércoles en el Palacio de los Deportes
Virgilio Travieso Soto, el concierto permitió que estos dos queridos artistas
se reunieran con su público dominicano, esta vez en conjunto.
Esto a pesar que que este no es el mejor escenario para un
espectáculo como éste, por la mala acústica y porque esta vez el aire acondicionado
no funcionó.
“Buenas noches, Santo Domingo”, dijo Sabina; “Buenas noches,
Quisqueya”, saludó Serrat, partiendo en un viaje en un trasatlántico musical en
el que le acompañaron ocho instrumentistas y dos coristas, dirigidos por Ricard
Miralles (director musical de muchos discos de Serrat).
Con trajes negros como si fuesen Dan Aykroyd y John Bellushi
en “Los hermanos caradura” (The Blues Brothers, John Landis, 1980) aparecieron
luego de que dos urracas con sus voces dieran la bienvenida y algunas graciosas
instrucciones.
Sus figuras, y sus
respectivas voces de cascajo, hicieron ovacionarlos con solo aparecer en el
escenario cuando entonaron “Ocupen su localidad/Hoy puede ser un gran día”,
dando paso a “Acuérdate de mí”, del nuevo disco, y luego la conocida “Y, sin
embargo”.
Como en otras ocasiones que cantautores se han juntado para
hacer conciertos (el “Mano a mano”, de Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute;
“En blanco y negro”, de Pablo Milanés y Víctor Manuel, y “Lo Cortez no quita lo
Cabral”, de Facundo y Alberto), Serrat cantó canciones de Sabina y viceversa.
En ese sentido cada uno hizo temas que les iban bien a cada uno.
El andaluz cantó “De cartón piedra” y “Señora”, mientras que
el catalán hizo lo mismo con “Eclipse de mar” y “Una canción para Magdalena”.
El escenario, las luces y las pantallas dieron vistosidad al
espectáculo que se auxilió de imágenes digitales del barco que se hundió en el
Atlántico Norte la noche del 14 de abril de 1912.
Es precisamente luego de la presentación del barco, cuando
interpretan el tema que da nombre a su más reciente disco, apareciendo vestidos
de esmoquin blanco, sombreros y bastones, bailando al mejor estilo del vodevil.
A punto de naufragar
Ya en la parte final del concierto, y al igual que sucedió
con el Titanic, con el que bromean en el álbum y en el espectáculo, estuvo a
punto de naufragar. Y es que, al igual que en el anterior concierto que hizo
Sabina en nuestra ciudad, se enfadó porque le tomaban fotos. “¡Fuera!”, le
gritó el autor de canciones como “Pongamos que hablamos de Madrid”, a la
persona que le tomaba fotos.
El “cabreo” lo hizo quedarse con cara de enojo dejando de
cantar su parte en la canción “Cantares”, mientras Serrat trataba de calmarlo
pasándole la mano, mientras él con la mirada perdida se agarraba un brazo.
Luego de salir de escena al final de la mencionada canción,
regresó con su acostumbrado frac, para hacer los últimos temas. Así llegaron
“Aquellas pequeñas cosas”, “Noche de bodas”, “Y nos dieron las diez” y
“Despedida”.
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