El
“Off Broadway” dominicano
Escrito
Por: Ana Mitila Lora // 2013/03/25
Escena de Locamente Embarazada |
El teatro independiente e innovador vive a sangre y fuego, gracias a los extraordinarios esfuerzos de un puñado de gestores culturales. Ellos marcan la diferencia con lo convencional y comercial. La mayoría de sus salas se encuentran, unas muy cerca de la otra, en el corazón de la Zona Colonial. Ver PDF
La
Cuarta. (Fotos: Orlando Ramos)
–Oiga
joven –dijo Jorge Luis Borges–. ¿no sabe usted que los caballeros (y las damas)
sólo defendemos causas perdidas?
Casa de Teatro, Las Máscaras, Teatro Guloya,
La Cuarta, Sala Goico, o el Teatro Luna, nacieron de la misma pasión. Sus
fundadores –jóvenes, artistas, soñadores sin chequeras– estaban convencidos de
la necesidad de crear espacios para el teatro, la poesía, y la libertad.
Artistas,
dramaturgos, actores, actrices o gestores culturales tuvieron muy claro que
necesitaban su propio espacio, en un ambiente de libertad, para crear, inventar
y hacer lo que saben y da sentido a sus vidas: teatro.
Hombres
y mujeres que rompen los moldes, intolerantes ante las condicionalidades, sean
del mercado, del oficialismo o los convencionalismos sociales. Tampoco aceptan
las tiranías de un calendario que impide que una obra permanezca en cartelera
más de dos o tres fines de semanas.
Salvando
las abismales distancias y otras diferencias, las necesidades y aspiraciones de
este puñado de artistas, se asemejan parcialmente a lo que vivieron sus colegas
de oficio en los años cincuenta en la ciudad de Nueva York. El concepto “Off
Broadway” hace referencia a las modestas producciones contrapuestas a los
millonarios espectáculos, de corte comercial, producidos en Broadway. Otro
rasgo distintivo, además de su localización fuera del vecindario de Broadway,
es que sus teatros contaban con un relativo número de asientos –entre 100 y
400– y los precios de sus boletas y los salarios de sus actores, eran menores.
Aquí,
al igual que sucedió allá hará más de 60 años, los artistas y productores del
llamado “teatro independiente” se encuentran en proceso de crear una
asociación. Son tan pequeños que les urge aliarse para defender unos con otros
los espacios creados con perseverancia y dedicación. Claudio Rivera y Viena
González, del Teatro Guloya, por ejemplo, impulsan lo que sería una Ley de
Teatro, similar a la de Cine, creada para impulsar la industria
cinematográfica.
Mario
Koenig, un mecenas de las tablas, observa que lo que nunca pasará en Santo
Domingo es que cuando una obra logra éxito en “Off Broadway” resulta contratada
para presentarla en Broadway. “Broadway significa la consagración de actores y
actrices; por lo que la meta o el sueño de la mayoría es presentarse en
Broadway”, opina.
En
plazas como la de Nueva York, sin contar las de Londres o Madrid, las obras de
teatro logran mantenerse por años en la escena. The Fantasticks, por ejemplo,
fue uno de los primeros musicales que triunfó fuera de Broadway; Little Shop of
Horror, siguió los mismos pasos. Aventuras como A Chorus Line, Avenue Q o
Godspell empezaron en Off Broadway y terminaron, debido a su tremendo éxito, en
Broadway. Lo que ha conducido a algunos estudiosos del tema a concluir que el
concepto de “Off Broadway” es un disfraz de la comercialización del arte y el
espectáculo.
Casa
de Todos. Los pioneros en el concepto de teatro independiente al estilo “Off
Broadway” fueron los gestores de Casa de Teatro, con Freddy Ginebra a la
cabeza, en 1974, cuando corrían los tiempos de una recia represión política. Y
como narra Freddy en su portal, “todo el que luciera diferente o vanguardista,
resultaba sospechoso”.
Una
vieja casa sobre la calle Arzobispo Meriño, entre Arzobispo Portes y Padre
Billini, estaba en venta, y un sueño empezó a tomar cuerpo. Parece, según
Freddy, que los artistas esperaban ese lugar para crecer y mostrar sus
talentos. Allí empezaron a saborear un verdadero espacio de libertad, pintores,
fotógrafos, narradores, poetas, actores, actrices, cantantes, músicos,
bailarines, diseñadores…
Casi
40 años después, aquel frenesí continúa. Los lunes están dedicados a la
literatura, los fines de semana al teatro, a la música y el baile. Al pie del
Támesis, por ejemplo, se mantiene en cartelera. Cualquier viernes está Carlos
Sánchez con Hombre en Escabeche; un miércoles, Marte o Venus. Ana y Luis,
Sesión Acústica; el grupo Faena, o Bobby Delgado, una de las últimas estrellas
parida sin fórceps por estas tierras; teatro infantil, exposiciones, concursos
de cuentos, y un largo etcétera.
Cuando
se habla de teatro independiente es imposible olvidar Nuevo Teatro, fundado a
inicios de los años 80 por Rafael Villalona, el fallecido artista egresado de
la Unión Soviética, quien le dio un giro a este arte, junto con las actrices
Delta Soto y María Castillo. ¿Cómo olvidar a Cuarto de Damas o La ópera de los
tres centavos? El grupo se desintegró a inicios de la década de los noventa.
Pese
a que nunca han contado con una sala propia, el teatro Gayumba, dirigido por
Manuel Chapuseaux y Nives Santana, nació en 1976. Este año celebran los 30 años
de presentaciones de Don Quijote y Sancho Panza. Una muestra soberbia de las
posibilidades del teatro nimio, desprovisto de artilugios, donde lo que resalta
es el talento de estos directores/actores.
Vida en la cuarta. Esta pequeña sala fue
inaugurada en 1999 con la presentación de Ensayos de Sombras, con la actuación
de Julissa Rivera y Pascal Meccariello. Se encuentra localizada en la cuarta
planta del edificio Jaar, en la calle El Conde esquina Espaillat. Este mes de
marzo, el Teatro Caquito, con 20 años de existencia, volvió a reponer en el
escenario El interrogatorio de Lúculo, de Bertold Brecht.
Lúculo,
según el argumento, es un general romano que muere y es interrogado para
evaluar cómo fue su paso por el reino de los vivos.
Dionis
Rufino, autor premiado por su obra Al Garete, es el mentor y fundador de este
espacio teatral. También es autor de René, para despertar la memoria, inspirado
en el legado de René del Risco Bermúdez, un exquisito poeta y narrador ido
trágicamente y a destiempo en los años setenta.
44
butacas para el humor. Cuentan que Carmen Quidiello de Bosch, dramaturga,
acompañó a Germana Quintana aquí y allá, en el proceso de conseguir una casa
adecuada para un teatro en la zona intramuros. Apareció una en alquiler, al
doblar de Casa de Teatro, colindante con el Instituto de Cultura Hispánica,
sobre la calle Arzobispo Portes. El 16 de marzo de 2001, el Teatro Las
Máscaras, con sus 44 butacas, estrenó su primera función. ¿Porqué cerca de Casa
de Teatro? Casualidad, aseguran sus gestoras.
El
éxito fue tal que Las Locas del Bingo tuvo 200 funciones, manteniéndose en
cartelera hasta septiembre de 2002. Lidia Ariza, gestora de Las Máscaras junto
con Germana Quintana, productora y dramaturga venezolana, declara complacida:
“Rompimos el mito de que una obra no aguantaba en cartelera más de un mes”.
“Contar
con nuestra propia sala nos ha permitido un contacto constante y sistemático
con el público. Todos los fines de semana tenemos funciones”, apunta la actriz
y ex presentadora de noticias. “Paradójicamente, doña Germana, dramaturga, con
varias obras premiadas, se dio cuenta de que el público dominicano, además de
ver obras que lo hicieran reflexionar, necesitaba divertirse.
“Vivimos
en una sociedad agobiada y en Las Máscaras los espectadores encuentran
diversión. La gente aquí ríe y llora, y en medio de esas risas soltamos
tremendas verdades”, observa Ariza, egresada de la Escuela Nacional de Bellas
Artes.
Los Abanicos en Teatro por un Tubo |
Espacio
mágico. La persistencia caracteriza al dúo formado por Viena González,
ingeniera civil egresada del INTEC; y a Claudio Rivera, de 45 años, nativo de
San Pedro de Macorís y egresado del Instituto Superior de Arte, con
licenciatura en Artes Escénicas, en La Habana, Cuba. Ambos fundaron al Guloya
en 1991, pero su mayor logro es mantenerlo vivo, comenta González, quien aclara
que no viven del teatro, sino, “para el teatro”.
Alquilaron
una casa en Gazcue de la que tuvieron que mudarse corriendo cuando su
propietaria, una dominicana residente en Nueva York, se asustó de que su casa
albergara un teatro y sus paredes sirvieran para exhibir pinturas.
El
azar propició que apareciera una amplia casona en la calle Arzobispo Portes
número 205, a pocos pasos de Las Máscaras y Casa de Teatro y desde entonces
ofrecen “teatro por un tubo”.
Claudio
Rivera, profesor de teatro en varias universidades, combina la docencia como
director y actor. Los papeles que encarna son tan convincentes que ha logrado
varios premios internacionales. “Hacemos teatro para divertir, conmover, y
hacer pensar al público”, explica.
La
emblemática pareja, –como Manuel Chapaseaux y Nives Santana– coinciden en su
vocación: “Somos teatreros y le debemos felicidad al mundo”.
Y
es cierto. Aquí flota la magia y se aposenta la poesía. Energías especiales se
esparcen sobre la ciudad caótica y oprimida. Guloya, es un laboratorio de
ideas, sueños y lucha por mejorar la sociedad. Es una conspiración. Si no, ¿en
qué lugar convocan a celebrar la luna llena? Cada 28 días se lee poesía,
propias o ajenas.
Las
actividades van desde las noches lunáticas, a cursos, talleres para niños,
niñas y adolescentes, maratones teatrales, puro teatro y sus instalaciones
acogen a otros grupos teatrales.
Este
mes agotaron la sexta edición de Teatro por un Tubo, un espacio “de
rompimiento, riesgo, creación”. Se realiza desde 2008. Esta vez participaron 25
artistas y fueron estrenadas 12 piezas, de corta duración, con la participación
de la vanguardia escénica dominicana, con talentos como Patricia Ascuasiasti,
Paula Disla, Berenice Pacheco, Henry Mercedes, Rafael Morla, Doraysa de Peña,
Awilda Polanco y Tomás Rubio.
Ingrid Luciano es La Gorda |
El
rey de Falafel. Isaac Alvas, nativo de Israel y con 13 años establecido en
República Dominicana, bautizó el segundo nivel de su restaurante El rey de
Falafel, como Sala Goico en el año 2010, en honor al pintor errante Carlos
Goico, a quien concibe como un artista “ignorado, pero con un enorme talento”
que murió en la pobreza en julio de 2009. Alvas acoge a los artistas nómadas,
“los que no tienen donde exhibir su arte o presentar sus funciones”.
Explica
que su sala sirve de escenario a talentos como Ingrid Luciano y Tomás Rubio,
del Teatro Divergente. “Veo actores y actrices trabajando duro, hasta seis
meses, ensayando sus obras. No me interesa cobrarles. Les sirvo de apoyo,
desinteresadamente”, explica.
Aficionado
a la tambora, contempla en el mediano plazo establecer una escuela de percusión
y estudio acústico. Opina que la existencia de diversas salas enriquece la vida
cultural de la Zona Colonial.
Mientras,
Ingrid Luciano, filósofa, feminista, ensayista, dramaturga, profesora de
aspirantes a actores en colegios, recuerda que la principal misión de las
tablas es divertir a la gente, pero sus representaciones “aportan una mirada
crítica, profunda y divergente a los problemas que aquejan a la humanidad”. Su
obra, La Gorda, es una prueba de ello.
Desde el escenario
Locura Cuerda con José Manuel Rodríguez |
José
Manuel Rodríguez, profesor de teatro, actor premiado, y nominado al Soberano
por Locura cuerda es un conocedor de este circuito de la Zona Colonial.
Considera que de todas esas salas, la más cercana al público es la del Teatro
Las Máscaras. “Allí no existe la cuarta pared, esa franja de iluminación sobre
el escenario que provoca que el auditorio se vea oscuro y los actores no ven al
público y actúan como si estuvieran solos”. El 90% de las obras presentadas ahí
son interactivas, por lo cercano al escenario que están los espectadores. “Es
la segunda sala más pequeña que conozco. La primera está en Hamburgo y cuenta
con 30 asientos”.
En
la sala del Guloya el escenario es más amplio y las producciones se destacan
mejor. Cuenta con 70 butacas y si colocan sillas adicionales, podrían
acomodarse 90 personas. Considera que las obras “surrealistas” que producen
Claudio y Viena se adaptan a las facilidades existentes. Rodríguez entiende que
los actores de salas independientes sueñan con llegar a la Ravelo, del Teatro
Nacional, que cuenta con 179 butacas, un escenario amplísimo y juego de luces
de primera. “Pero, para conseguir una fecha allí, tendrían que esperar un año”.
Después
de la Ravelo, la segunda mejor sala es la de Bellas Artes, con 609 butacas,
“pero, es muy difícil llenarla”.
Rodríguez
valora los esfuerzos extraordinarios de las salas independientes, “tienen el
coraje de hacer teatro a mano pelá”, pero considera que todavía no logran hacer
“un punto”. Y, será muy difícil, mientras más de la mitad de los jóvenes con 20
años, nunca han pisado un teatro. Y las escuelas ni los padres se ocupan de que
aprendan a apreciarlo. “Sin educación, no hay teatro”.
Dónde están ubicadas
Las
Máscaras
Arzobispo
Portes #56, Zona Colonial
Teléfono:
809.687.9788
Directoras:
Germana Quintana y Lidia Ariza
Repertorio:
Las viejas vienen marchando, 200 funciones, hasta mayo de 2004; Las mujeres son
así, y los hombres son asao, 100 funciones, hasta marzo de 2005; El
prestamista, más de 100 presentaciones, hasta agosto de 2008; Vamos a hacerlo
parados, otro centenar de puesta en escena.
Teatro
Guloya
Arzobispo
Portes #205, Zona Colonial.
Teléfonos:
809.685.4856 y 809.687.1209
Directores:
Claudio Rivera y Viena González
Repertorio:
Soufflé de Rosas; El 28; El Tsunami; Nuestra Señora de las Nubes; Crucita Yin,
parte atrás; Aquí no paga nadie; Otelo…sniff; David y Goliat; Madres de la
patria; Cuentos en familia; Jauja; Mujer al cuadrado; La razón blindada, etc.
La Cuarta, Espacio Teatral
Calle
El Conde esquina Espaillat, Zona Colonial.
Director:
Dionis Rufino
Repertorio:
El interrogatorio de Lúculo, de Bertold Brecht; Al garete; René, para despertar
la memoria; El ángel de la culpa (La gente se está volviendo loca), de Marco
Antonio de la Parra; Confesión de una máscara y La mujer sola, de Darío Fo y
Franca Rame, entre otras.
Babeque
Roberto
Pastoriza, entre Tiradentes y Lope de Vega.
Teléfonos:
809.562.0505 y 809.542.0274
Directora:
Rosalina Perdomo de Dávalos
El
Centro Cultural Babeque es otra sala con la que cuentan las tablas. Fundado en
el año escolar 2004-2005, busca proyectar el centro de estudio hacia la
comunidad, con el objetivo de contribuir al enriquecimiento cultural de sus
estudiantes, familiares y público en general. En ese espacio se imparten cursos
de literatura, cine, filosofía, e historia. Es otra ventana al arte, aunque
fuera del circuito de la zona colonial.
Teatro Luna
Calle
Manuela Díez #89, Barrio Mejoramiento Social, D. N.
Teléfonos:
809.536.4831 y 809.538.7328
Director:
Fausto Grullón
Repertorio:
Sonata para cuchillo y piano; Aventuras de Juanita y Pedrito; Después de la
lluvia, entre otras.
Casa de Teatro
Calle
Arzobispo Merino #110, Zona Colonial
Teléfono:
809.689.3430
Director:
Freddy Ginebra
Sala
Goico
Padre
Billini #352 esquina Sánchez, Zona Colonial, Segundo nivel del restaurante El
rey de Falafel Hogar del Teatro Divergente
Teléfonos:
809.923.6868
Directores:
Ingrid Luciano y Tomás Rubio
No hay comentarios:
Publicar un comentario