Por: Lidia Ariza
Cuando me pidieron que escribiera estas palabras me llegaron a la cabeza dos preguntas: ¿Qué es el Teatro? Y ¿Quiénes son realmente los actores?
Responder la primera pregunta para mí es fácil, porque es una respuesta muy personal. Para mi el teatro es la vida misma, representada sobre unas tablas usadas, por personas que toman, perdón, tomamos vidas (reales o ficticias) prestadas por un tiempo muy limitado.
El teatro es el arte que revive emociones en los espectadores, que hace vibrar de alegría o de tristeza, que brinda luz o esparce oscuridad, que habla del pasado mirando siempre al futuro, que educa y que hace reflexionar. Es el arte que te hace enfrentarte a tu verdadero yo, no importa el rol que tengas, ya sea de actor, autor, director o espectador. Quizás por todo esto muchos le huyen, aterrados por lo que puedan descubrir, pero muchos más se dejan envolver por su hechizo.
Una persona muy querida me dijo alguna vez: “No hay trabajos malos, solo diferentes” y en una comunidad como la nuestra, donde hay tantas personalidades diferentes, llegando más cada día, llenas de ideas nuevas y una creatividad abrumadora, es propio que tengamos miles de trabajos diversos y ricos en su propia forma.
Grupo de Teatro UNAPEC
La segunda pregunta, me lleva a reflexionar un poco más, y la respuesta es, quizás, un poco más extensa.
|
Si bien hoy celebramos la magia que crea el teatro, celebramos por igual a los miles que la esparcen por todos los espacios públicos y privados del país. Y es a propósito de esos alquimistas de experiencia o aprendices del arte, que quiero resaltar lo valioso de su atrevimiento, ya sea que hayan llegado aquí por medio de la Escuela Nacional de Arte Dramático, por una escuela independiente o por medio de la experiencia misma, caminando de escenario en escenario, aprendiendo en la marcha. ¡Bravo por su dedicación, bravo por su atrevimiento, y bravo por nunca rendirse ante críticas producto de la envidia, de los celos, de la mezquindad o del elitismo! No importa su procedencia, ni cómo llegaron aquí, lo que importa es su trabajo y que están aquí, dándose día y noche para llegar al alma de miles de desconocidos y dejar un poco de cada uno en ellos.
Germana Quintana y Lidia Ariza |
Entre las tantas conversaciones con compañeros en las tablas, me dijo una amiga: “Nunca desmerites el trabajo de tus compañeros teatristas, ellos, como tú, dejan la piel en el escenario”. Yo pienso que lo que importa es la acción, hacer, mantener vivo este oficio que es nuestra pasión, por lo que respiramos y nos levantamos cada día soñando y por lo que trabajamos sin parar para que esos sueños salgan a la luz, preferiblemente en un escenario.
En años anteriores y aún hoy hemos denunciado la falta de apoyo y seguimiento que se le da al teatro. Miro a mi alrededor y veo cómo a pesar de eso, hemos logrado sobrevivir y triunfar. Hoy en dia tenemos en el país muchas salas independientes y espacios públicos administrados por hombres y mujeres admirables, que se han entregado al trabajo, por amor al arte.
Lorena Oliva en Teatro Alternativo; Viena González en Teatro Guloya; María Ligia Grullón en 37 por las tablas; Micro Teatro Santo Domingo, Carolina Moronta, Natalia Peguero, Dania Matos y Perla Gutiérrez; Centro Cultural Teatro Escuela Iván García en Puerto Plata con Layla Arisleyda Beard; Teatro Las Máscaras, Germana Quintana y una servidora.
Gracias a todas ellas, y otros que no he mencionado, hoy tenemos teatro para todo público en todo momento. Ya no tenemos que esperar a que llegue la temporada de teatro, o un (el) festival, tenemos teatro los 365 días del año. Tanto así, que a veces, quienes no damos abasto somos los que queremos verlo, con obras que se superponen y el tiempo no nos da.
Sin embargo, este esfuerzo de unos cuantos, no viene sin obstáculos o sacrificios de muchos más. Mientras un pequeño grupo de personas se benefician del acceso abierto a estos espacios, hay miles fuera de la cuidad que no gozan del mismo beneficio.
Es por esto por lo que exhortamos a las autoridades del Ministerio se Cultura a fortalecer y recuperar los espacios en el interior del país, así como fomentar el crecimiento y la sostenibilidad de estos. Si queremos que nuestro país continúe progresando, es nuestro deber darles a las generaciones existentes y las venideras, todas las herramientas necesarias para triunfar. El teatro es una herramienta más, sumamente poderosa. Si no lo creen así, recuerden el rol que este jugo en la lucha por nuestra independencia. Tomemos de ejemplo el trabajo de estos valientes héroes, y fomentemos la educación, la cultura, mediante las artes, más específico la que nos reúne hoy aquí a todos, el teatro.
No quiero cerrar sin dar las gracias, a todos ustedes, por permitirme ser parte de esta gran comunidad, por permitirme vivir y descubrirme tras un telón, frente a un público, por ser mis compañeros y compañeras todos estos años, por luchar conmigo, y a veces, contra mí, y más, por permitirme sembrar la semilla de la locura que nos caracteriza, en los jóvenes que mañana, cuando ya nos toque dar el saludo final y ver la cortina cerrase por última vez, serán quienes tomen las riendas, y los guiones, que dejemos detrás.
Gracias por una vida en las tablas.
Día Mundial del Teatro
Santo Domingo 27 de marzo de 2018