martes, 2 de junio de 2015

Todas Somos Una. Queremos Derechos, No Flores

CÓDIGO NUEVO
     Despierta Tu Esencia

Fotografía: Todas Somos Una. Queremos Derechos, No Flores

ARTE Y FOTOGRAFIA
BEA SALASLUNES 30 DE MARZO DE 2015 | 8:41


Al oír hablar de los derechos humanos de la mujer muchos se llevan la mano a la frente, suspiran y dibujan un círculo con sus ojos a modo de frustración. Ya están otra vez esas feministas tan pesadas, queriendo dominar el mundo y reivindicando su papel imprescindible en el ciclo reproductivo de la especie humana. Una reacción causada, probablemente, por el uso excesivo que se ha hecho con respeto al feminismo de etiquetas, juicios de valor, citas sacadas fuera de contexto, especulaciones y malinterpretaciones de lo que alguien una vez dijo en un intento de situar la figura de la mujer a la altura de la del hombre.


Para luchar por la igualdad entre hombres y mujeres, sin embargo, está claro que el hacer pasa por encima del decir. Como dijo Woody Allen “las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas”, lo que es precisamente lo que representa Francisco Magallón con su exposición fotográfica Mujer. Todos somos una. Más allá de querer retratar a varias mujeres en condiciones de pobreza –38, en concreto– Magallón pretende concienciar sobre la situación de desventaja de lo que Simone de Beauvoir llamaba el segundo sexo, con consecuencias que a menudo incluyen exclusión, violencia, persecución, e incluso la muerte.


Si bien es cierto que en países desarrollados el papel de la mujer ha ido abriéndose paso hasta llegar a una situación de considerable libertad de acción y expresión, para muchísimas otras sigue siendo el día a día una auténtica batalla por sobrevivir. Víctimas de religiones que denigran su dignidad, sumado a la pobreza y a un sistema regido por quienes prefieren mirar hacia otro lado, el número de mujeres total que de forma continua ven su vida valorada en un puñado de centavos es tan elevado que, desde fuera, resulta fácil alejarse de ese sector en lo que se difumina nuestra sensación de responsabilidad y la deshumanización de quienes, en un mundo justo e igualitaria, consideraríamos como iguales.

Gracias a la obra de Magallón, no obstante, recuperamos brevemente la consideración hacia el sector más afectado del género más desaventajado. Una rueda que el reportero añade para seguir adelante en un acto de concienciación social de que la lucha por la igualdad de géneros no es tarea de activistas egocéntricas, sino de hombres y mujeres a partes iguales. Por el fin de su invisibilidad y el inicio de su equidad.








No hay comentarios:

Publicar un comentario