sábado, 29 de marzo de 2014

La magia del Teatro

Por: Yarimar Uribe Ariza
Santo Domingo, 29/03/2014

Hace dos días celebramos el día Internacional del Teatro, y me pasé todo este tiempo  pensando porqué amo tanto este arte, esta práctica, este estilo de vida que es tan nuestro.
Me tomó todo este tiempo, no porque no pudiera encontrar una razón, sino porque encontré infinitas razones por las cuales me siento viva en el teatro.

Tengo el privilegio, la bendición de haber nacido de dos grandes estrellas del teatro dominicano, Lidia Ariza y Servio Uribe, ya eso tendría que ser razón suficiente para amar las tablas. No nací en un escenario por circunstancias ajenas a mi, aunque mi madre diría lo contrario. Desde que soy infante, y me refiero a infante de meses, he estado expuesta a este mundo tan fascinante que no tardó en captar mi atención, y hacerme sentir la magia que se experimenta solo en el teatro.

Según las historias, mi madre me llevaba a los ensayos en una canastica para bebés y aprovechaba cualquier descanso para alimentarme, cambiar mi pañal o simplemente acurrucarme un poco. Y en medio de todo esto, cuentan ellos, yo estaba tranquila, cual bebita en paz en medio de su propio mundo. Quién diría que el teatro tendría tal efecto en una criatura tan nueva. Desde ese entonces he sido expuesta a las miles de emociones que se sienten en una puesta de escena
.
Con los años, mi fascinación solo creció. Mi patio era Bellas Artes, cuando todavía guardaba ese aire de misterio de escuela milenaria. Cuando las clases de teatro se impartían en el techo de la escuela, en medio de días calurosos que parecía derretir hasta el pensamiento mismo. Recuerdo corretear junto a mis hermanos por los inmeso pasillos del palacio, que para nosotros guardaba un aire de misticismo cual campos eliseos. Recuerdo las estatuas y la grama de las afueras, y nosostros, rodando por ellas o simplemente tirados viendo las nubes pasar, ellos no se que se imaginarían, yo en mi cabeza podía ver una obra completa desarrollarse con las figuras que las nubes formaban. Mi niñez fue realmente mágica, entre clases, salones, espectáculos, programas, camerinos, y para mí lo más emocionante, poder disfrutar de todo un nuevo show tras bastidores. 

Cuando mis hermanos mostraron algun interés por el teatro, mi padre, conociendo la vida, sabiendo que aquí hacemos teatro más por amor al arte que cualquier otra cosa, se negó rotundamente. Cuando yo expresé mi interés, igual recibí una negativa. Esto fué a los 8 años. Pero, soy hija de dos grandes, que en su tiempo desafiaron todo y a todos los que quisieron impedirles hacer lo que amaban, por ende, recuerdo que no discutí, mucho, recuerdo que no me quejé, tanto, y recuerdo que en ese entonces, mi padre dirigio la primera y quizás unica función infantil que dirigiría en toda su carrera, "Las cosas de Perez Oso".
Iba a todos los ensayos, no hacía ruido, me portaba de manera ejemplar, y a forma de juego y entretenimiento participaba de los mismos. Ya después de un tiempo ensayando mi padre concedió a que participara como una abejita. Recuerdo haber sentido tanta felicidad. Fue mi primera experiencia sobre las tablas, mi primera obra, y fué como tomar una droga que crea adicción inmediata. Desde entonces, nunca dejé de participar, siempre que pudiera, y quisiera mi padre o no. Me gustaría pensar que mi madre internamente sonreia, aunque quizas no estuviese del todo de acuerdo. Solo se que durante mi niñez y gran parte de mi adolesencia, sino toda mi adolescencia, fuį felįz cada vez que tenįa la oportunidad de desdoblarme y convertirme en un personaje diferente. Mi instrucción en el teatro la recibí de mi Padre, la parte práctica, la parte teórica se la debo a las miles de enciclopedias y libros que mi Madre me facilitaba, así como las horas que pasaba, cada jueves por la tarde, sentada al final de las clases de teatro que impartía mi madre en la Universidad APEC.

Fueron tiempos realmente mágicos. Tuve la oportunidad de viajar por todo el país, de crecer como persona, y de conocer a mis padres como artistas. Entendí el arduo trabajo que conlleva crear un personaje. Aunque tardaría un poco en realmente comprender lo difícil de crear todo un espectáculo, como cada persona aporta, como cada elemento es sumamente importante. como el trabajo de un director es sumamente demandante, y muchas veces tan poco valorado. Como toma meses y meses de ensayos para poder crear algo único. Cuando niña pude presenciar la magia desde fuera, ahora de adulta, tengo el privilegio de ser parte de esa magia. 

Sigo siendo parte activa del teatro. Soy actriz por vocación, soy fanática de muchísimos actores, actrices y directores dominicanos. Me siento sumamente orgullosa de lo que generaciones de artistas han logrado, los que no se han rendido nunca. He tenido la oportunidad de ver el teatro florecer en mi país. Veo como hay cientos de salas que mantienen obras todo el año, como se les está reconociendo la labor a artistas jóvenes que están iniciando, como poco a poco, ha ido cambiando la forma en la que se percibe este arte. Me ha tocado vivir en una época, donde gracias a los veteranos, que a espaldas partidas, crearon un nombre en este país, crearon mas que un mito, una forma de vivir, las cosas hoy, son mas simples para nosotros. 

No es un mundo perfecto, no crean que estoy 100% parcializada y solo veo magia, unicornios y arcoiris. Sé que así como hay miles de cosas magníficas en este mundo del teatro, hay miles de vicios y personas mezquinas, personas realmente malévolas. Pero yo elijo ver y trabajar sobre lo positivo, Y mas que nada, tengo fe en que las nuevas generaciones protegerán lo que se les ha entregado en bandeja de plata. Espero me permitan ser parte de esta nueva generación de artistas.

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