domingo, 23 de diciembre de 2012

Los murales de Vela Zanetti cobran vida en la Consolación


Yaniris López

Ciudad de San Cristóbal
EL CENACOD COMPLETÓ LOS TRABAJOS DE RESTAURACIÓN DE LAS PINTURAS REALIZADAS POR EL PINTOR ESPAÑOL EN LA PARROQUIA DE SAN CRISTÓBAL

Tras ocho meses de labores de restauración, los 26 murales pintados por el afamado muralista español José Vela Zanetti (1913–1999) en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación, en la ciudad de San Cristóbal, vuelven a mostrar al público su vistosa y sobria majestuosidad.

De devolver el esplendor pictórico a la Capilla Sixtina del Caribe, como la llamara el escritor sancristobalense Diógenes Valdez, se encargó el Centro Nacional de Conservación de Obras de Arte y Documentos (Cenacod).

Un equipo formado por historiadores del arte, químicos, biólogos y las manos de los conservadores Marcos Henríquez Heredia y Adolfo Rincón rescataron de la humedad, el polvo y la descomposición una de las primeras grandes obras de Vela Zanetti, un conjunto pictó rico de gran valor cultural concluido en 1949 que le mereciera al autor obtener la prestigiosa beca de la Gugguenhein Foundation.

Construido en 1947 durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, el templo es un regio edificio con influencias de la estética neoclásica. Tiene forma de cruz latina, tres naves con bóveda de cañón y arcos de medio punto.

“Es una iglesia muy elegante, de una belleza sobria, realmente hermosa”, dice Nereida Lahit, directora del Cenacod. “Pero el verdadero lucimiento de este templo, orgullo del patrimonio de la República Dominicana, son los murales de Vela Zanetti”, afirma la historiadora del arte.

El trabajo de Zanetti 

El párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, Miguel Ángel Ciaurriz, explica que el conjunto muralístico hecho por Vela Zanetti en el recinto recuerda un poco lo que en la primera Edad Media se llamaba la “biblia pauperum” o Biblia de los Pobres.

“Cuando todavía no había imprenta, cuando la gente no sabía leer o escribir, las escenas de la historia de la vida de Jesús y otras escenas bíblicas se reproducían en gráficos y se catequizaba con ellas. Cuando se construyeron las basílicas, los murales vinieron a emular un poco lo de las biblias de los pobres. En este caso están más centrados en la historia de Jesús. Comenzando por el coro, atrás, está el nacimiento de Jesús y luego por la cornisa se van contando los momentos más emblemáticos de la vida de Jesús”.

El crucero de la iglesia, sin embargo, tiene diferentes motivos, sigue el cura, entre ellos las pinturas de San Cristóbal y San Rafael, la dormición de la Virgen y la muerte de San Agustín.

“La cúpula recoge escenas del Apocalipsis. Hay muchos ángeles en la columna y los cuatro ángeles custodios, que vigilan, digamos, la entrada al cielo”, expresa. 

EL TEMPLO FUNERARIO DE LA FAMILIA TRUJILLO

 La parroquia Nuestra Señora de la Consolación fue concebida como templo funerario donde descansarían Rafael Leonidas Trujillo (1891-1961) y su familia. En el sótano, bajo el altar mayor, se encuentra la cripta donde estuvo enterrado el dictador hasta el 18 de noviembre de 1961. El féretro donde estuvo su cuerpo y la bandera con que fue cubierto aún se conservan en el cuarto, igual que las coronas de metal usadas en el entierro.
“Trujillo mandó a hacer esto y ordenó un diseño arquitectónico para que sirviera de lugar de enterramiento de él y de su familia”, comenta Ciaurriz.

De la obra se encargó el arquitecto de padres franceses Henry Gazón.
Parte de la historia de la iglesia está narrada en el libro “Parroquia Nuestra Señora de la Consolación San Cristóbal”, escrito por Ciaurriz y puesto a circular en febrero de este año a propósito de la reinauguración del edificio.  

El rescate de un legado cultural

José Vela Zanetti estampó su firma en el mural dedicado a San Cristóbal (patrón de los viajeros) el 5 de abril de 1949 a las 11:20 de la mañana, cuenta Miguel Ángel Ciaurriz, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Consolación.

“Él contaba que se sentó en la primera escalinata de ahí (señala fuera), bebió un vaso de agua y se echó a llorar, o a lamentar, diríamos. Él dijo, textualmente: ‘Aquí termina una obra de arte en el más absoluto de los silencios; una obra de arte para pasado mañana’”.

A Vela Zanetti le tomó muy poco hacer los 26 murales que adornan el templo, explica Ciaurriz. Aunque algunos autores señalan que fueron dos años, el sacerdote radicado en el país desde 1978 indica que fue menos de uno.
“La iglesia se inauguró el 24 de octubre de 1949, día de San Rafael. Se empezó a construir en 1947 porque un terremoto ocurrido en 1946, con epicentro en Samaná, destruyó la primera iglesia parroquial de San Cristóbal, donde se firmó la primera Constitución dominicana.

Entonces, en 1948 empezó Vela Zanetti a pintar los murales. Pero, claro, pintó los murales cuando ya la construcción, la parte arquitectónica y todo eso, estaban ya para finalizar. De manera que, aunque no hay datos exactos de cuándo comenzó a pintar, sí fue en 1948 y terminó el 5 de abril de 1949”.

Tras la reinauguración del templo este año y del inicio de los trabajos de restauración de los murales por cuenta del Cenacod, la parroquia ha comenzado a promover el lugar como atractivo cultural.
Desde febrero, colegios y universidades del país participan en visitas guiadas que el propio Ciaurriz dirige y muchas parejas se toman allí sus fotos de bodas.

La ilusión de Ciaurriz, le dijo este a LISTíN DIARIO, es convertir el templo parroquial en un museo dedicado a Vela Zanetti, un lugar al que los visitantes lleguen atraídos más por las obras del pintor que por la cripta de Trujillo. Han comenzado a hacerlo con buenos resultados. Por eso Ciaurriz asegura que el día al que se refería Vela Zanetti como pasado mañana, es posiblemente hoy.

Un gran maestro

Oriundo de Burgos, Vela Zanetti vivió más de una década en República Dominicana, donde participó en la fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Los murales que pintó en Nuestra Señora de la Consolación corresponden a su primera etapa muralística.

¿Qué los hace realmente especiales? Además de su valor pictórico, Ciaurriz valora en ellos dos cosas: “Me llama la atención que siendo Vela Zanetti un hombre no religioso, para reproducir estos murales sintonizó muy bien con la escena evangélica y la supo reproducir con una fidelidad sorprendente”.

Aquí destaca el mural que representa el momento en que una prostituta lava los pies de Jesús. Otro aspect que anima a alguien a investigar (“porque yo ya no llego a más”, dice) es la posible razón por la que Vela Zanetti no pintó la crucifixión de Jesús.
“Observen que de la escena donde Jesús es ayudado por el cirineo a cargar la cruz, pasa directamente a la de Jesús ya muerto, cuando es bajado de la cruz. Dejaron que Vela Zanetti muriera sin que nadie le hiciera esa pregunta”, sonríe Ciaurriz.

Para Nereida Lahit, directora del Cenacod y museóloga, el bien logrado trabajo de Vela Zanetti demuestra su formación académica.
“No se puede perder de vista que esta es una obra por encargo. Zanetti fue un artista formado académicamente. Sabía que lo que se pintaba aquí tenía que tener relación incluso con la arquitectura. Toda la iconografía que aquí se usa es religiosa en el aspecto conceptual, pero en el aspecto estético es muy evocativo del gótico. Se nota en sus figuras alargadas (cuando él era experto en dar volumen), en figuras como la de San Agustín. Ningún ser humano es tan largo, era un elemento muy evocativo de la Edad Media, de finales del gótico. Y él viene con esas imágenes que evocan la religiosidad, muy propicias de la Edad Media”, sostiene Lahit.  

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