Publicado por Francis Mesa on September 16, 2014 at 11:34 am
Logarzo, de la compañía El Rito Prohibido-Teatro, hace un homenaje a la farsa, al “clown”. Un viaje imaginario por la infancia y la adultez. canta, baila, toca el bandoneón; incluye elementos del comic y de la bufonería del medioevo, convirtiendo su trabajo en un espectáculo completo.
Es la pieza teatral con trasfondo más bipolar que hayamos visto en mucho tiempo. El personaje, o los personajes, porque va mutando a cada rato, pasan del éxtasis al silencio más absoluto. De la alegría al llanto, de lo serio a lo ridículo, sin que apenas nos demos cuenta.
Y era de esperarse, con música de Carlos Gardel de fondo y del cancionero popular y autóctono de Argentina, las emociones que proyecta la actriz, en un parlamento complicado pero intenso mueven los sentimientos de todos.
Apoyada en textos de Armando y Enrique Santos Discepolo, Kafka, Hesse, Alejandra Pizarnik y “El cantar de los cantares”, Logarzo se convierte en muchos personajes a la vez y al mismo tiempo son muchas historias las que cuenta, con una naturalidad y desplazamiento escénico que no importó que Las Máscaras sea una sala pequeña, para que la actriz proyectara todo un potencial histríonico.
Ya lo dijo su director Adolfo Nicolás Somavilla: “este espectáculo tiende a arrastrar con esta comedia todo: árboles, plantas, utensilios, animales, mujeres y hombres a un torbellino irrealizante (como la belleza). Reemplazar al mundo entero con una apariencia del mundo, eso, creo, es el hecho estético”.
“Hay piedras en el cielo y son para el trueno” también es un viaje imaginario por otros mundos pasados y futuros. Confabulaciones de textos y actuación, para que el público contenga la respiración y se haga a la idea de que ese personaje que contempla, con el rostro pintado cual mimo o payaso, puede ser, en realidad, cualquiera de ellos.
El espectáculo también es un desafío al auditorio, porque los interpela y los cuestiona. Los asusta y los conmueve.
GM: Framesajim@gmail.com
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