jueves, 18 de octubre de 2012

Locura Cuerda transforma a Josema Rodríguez.


Locura Cuerda transforma a Josema Rodríguez.


El reto de renovación es inherente al arte. El desafío de ser nueva referencia, es consustancial con los artistas. Para todo artista siempre pende en su horizonte, el reto de dar mas de sí, diferenciarse en su trayectoria, la exigencia  de salirse de los caminos seguros, abandonar las muletillas que representan los talentos circundantes y atreverse a ser el único centro de atención mediante el género interpretativo más difícil de afronta: el monólogo.
Josema Rodríguez, ha sido capaz de renovarse, de trazar una línea en su carrera y ser el centro de un espectro histriónico nuevo, prolijo en imágenes de sarcasmo, crítica social y humor. Ese es su planteamiento y lo afronta con el valor que demanda el afrontar solo, durante una hora, a un público que acude a dejarse conquistar o a rechazar su arte. Ha pasado lo primero desde el montaje que se mantiene a partir de ahora en la Sala Ravelo.
Este actor logra una casi magistral  actuación (salvo uno que otro traspié lingüístico pasable y que el público, con justa condescendencia, no advierte),al interpretar un texto que conecta por su lenguaje provocador, cargado de humor que conquista al publico,  se  aleja de los trillados caminos de la comedia  previsible con temas  tocados ya mil veces  y que son, en el fondo, el mismo tema con diferente carruaje.

Este montaje revela al talante de un actor  fresco y formidable capaz de enfrentar un texto aparentemente cómico, de profunda y corrosiva crítica social a los políticos del mundo  con mordaces referencias a lo que localmente ocurre.
Rodríguez establece una marca escénica que involucra los recursos del teatro: movimiento escénico bien realizado, el maquillaje (uno de los más serios aportes, al desdibujar la imagen “juvenil”  del intérprete), el manejo de su voz, con un característico tono grave.
El texto, que suponemos es suyo porque no aparece acreditado, es un vuelo imaginativo que pone en la perspectiva de un paciente psiquiátrico ambulante, en procura de un orinal público que nunca aparecerá finalmente, le permite un discurso con ideas novedosas, exceptuando las de conocidísima (por la literatura de crecimiento)  Cadena de Favores y la referencia tan directa a la Civilización del Amor, proveniente de la Pastoral Juvenil, de la cual es un destacado talento. 
Ambos temas se pudieron abordar de forma menos convencional y sin el peso de una especie de mensaje final aleccionador. Se pudo haber dicho eso mismo, con la altura con que maneja otras dimensiones del texto.
Con esta Locura Cuerda, el teatro dominicano se place al constatar la calidad de este artista, que se separa con criterio de lo que le hemos conocido.
Hay que verlo.


Hay que darse el gusto de la forma en que resuelve el desafío de este monologo, que sentimos pudo haber tenido 20 minutos mas, completamente disfrutable.
 No dejen de respaldar este proyecto que implica un novedosísimo giro en la carrera de Josema.
Este montaje estará jueves, viernes y sábado en Sala Ravelo a las 8.30 pm y los domingos a las 6:30, hasta el domingo 28 de octubre.

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