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viernes, 5 de junio de 2020
Premisas sencillas para el dramaturgo que comienza (dos)
Por Giovanny Cruz Durán
Retrato del dramaturgo y escritor inglés William Shakespeare. (Foto: Fuente Externa)
Es cierto que ser escritor no se estudia, aunque el buen escritor tiene que estudiar todo. Escribo en todos los géneros de la Literatura. Cada disciplina literaria tiene su propia técnica y muchos recovecos por descubrir y dominar. Sin embargo, la que requiere mayor especialización es la literatura teatral. Un buen dramaturgo, insisto, sabe que sus palabras llegarán al conglomerado en voces y acciones de actores y actrices.
Sabe, también, que sus piezas serán sometidas a un riguroso proceso de estudio, si quienes las llevarán a escena son auténticos profesionales del arte tutelado por Talía (la floreciente) y Melpómene (la melodiosa). Esto obliga al dramaturgo, entonces, a escribir para especialistas que “escalperán” cada palabra suya. Los actores requieren, pues, que tenga “lógica”… la lógica que postula el escritor teatral.
Luego de estas especificaciones continúo con más de las premisas sencillas, que no graduarán a alguien de dramaturgo, pero si despejarán muchas de las brumas que hay en el camino.
Los hechos importantes:
El dramaturgo tiene que incluir en su obra hechos trascendentes que, de vez en cuando, sacudan al espectador. De no hacerlo, su historia será monótona. Demás está decir que los hechos tienen que corresponder con la Línea General o trama de la obra. Estos hechos importantes equivalen en el Cine a los llamados puntos de giro. Con los hechos importantes procuramos crear sistemáticos e imperativos suspensos. Deben producir en el ánimo del espectador (receptor final de lo que escribimos) una sensación de que en cada hecho podría concluir la historia que le están sirviendo.
Tiempo y espacio:
Las obras ocurren en un tiempo específico. Algunas veces los autores son anacrónicos adrede procurando cierto tipo de efecto. En este caso del dramaturgo debe tener una lógica que justifique su anacronismo.
Un buen dramaturgo sabe que los seres humanos no actúan igual ahora que en el medioevo, que nos comportamos diferentes en el crudo invierno respecto al caluroso verano, que variamos el comportamiento entre noche y día.
Las escenas transcurren en un tiempo teatral que la mayoría de las veces no tiene relación con el real. Las piezas tienen su propio espacio vivencial. Ocurren en Madrid, Moscú, Puerto Plata, Boston; etcétera. Esto determina características singulares en los personajes.
En la realización escénica las obras ocurrirán en un escenario específico, con una o varias piezas escenográficas. Ciertos experimentos teatrales muestran varios espacios en el edifico en que se presenta la obra. El autor teatral tomará muy en cuenta las limitaciones de espacio que tiene el teatro. Cuando algunos narradores escriben teatro tienden a olvidar estas limitaciones y hacen que sus personajes transiten tanto, que más que una pieza teatral escriben un guión de cine.
Convencionalismos teatrales:
-El más notorio es el de los apartes. En ellos los personajes dicen parlamentos que los demás personajes, supuestamente no escuchan.
-Una coma determina un inflexión.
-Tres puntos es una pausa muy breve.
-Una pausa es un corto silencio.
-Un silencio es un tiempo más largo sin palabras; pero siempre con acciones.
-Para muchos el teatro completo es un convencionalismo cuyas “verdades” son simplemente escénicas.
El sentido de la verdad:
Edgar Allan Poe escribió: “El teatro es una verdad en sí misma.” Un ladrillo en un escenario puede ser un piene… y lo aceptamos como válido. La muerte en el teatro es absolutamente cierta… y el espectador la aplaude o llora según la circunstancia.
Hablo de códigos escénicos.
Un buen pintor no es aquel que procura copiar a la naturaleza, sino transformarla en otra verdad estética. Lo mismo ocurre, o debe ocurrir, en el teatro.
Ciertamente partimos de la verdad humana, pero para transformarla en nuestra especial realidad. De no ser así, el arte resultará… grosero y poco imaginativo.
Lenguaje y estilo:
Las piezas teatrales definen su propio lenguaje. Este dependerá de los objetivos que persiga el autor, de la época, del país y los personajes. Aparte de los estilos literarios tenemos en el teatro: tragedia, drama, comedia, sátira, melodrama, paso, entremés, auto, etc.
El conflicto:
La célula madre del drama teatral es el conflicto. Aprendí de Octavio Paz que la gran literatura no es la que presenta al Ser reconciliado consigo mismo, sino con el alma hecha jirones. En este sentido, los personajes tienen que entrar en contradicción con alguien o algo en el escenario. La intensidad de esas contradicciones hará más o menos interesante la pieza teatral. Manejar esta dialéctica es lo que nos convierte realmente en dramaturgos. Lo aconsejable siempre es que exista un triángulo conflictivo; es decir, tres fuerzas antagónicas en el escenario.
Debemos tener cuidado con los personajes históricos. No podemos presentarlos en el teatro en una sola dimensión: la que ya le asignó la Historia para su condición de héroe o villano. ¡No! Ellos, como humanos, no son “químicamente” puros. Tienen pasiones como todo el mundo. Si no las tienen, si no tienen conflictos (o no nos atrevemos a escribirlos) no sirven para ser llevados al teatro. Hagamos con ellos entonces un buen documental.
Texto Literario y Texto Dramático:
El Literario es el que escribe solamente el autor teatral. Empero, este debe tener siempre en cuenta que su texto será representado por otros: directores y actores. Precisamente es a estos a quienes corresponde convertir ese Texto Literario en un Texto Dramático, que es el que llega directamente a los espectadores y, desgraciadamente, también a los críticos y criticones.
¡Corran! ¡Telón!
Un truco: acostumbro a escribir primero un especie de cuento de unas mil quinientas palabras. En este cuento narro la historia completa que luego formularé como obra de teatro. De esta manera procuro una totalidad temática. Recuerden que toda pieza teatral es un viaje hacia su final. Dicen… que las buenas piezas adquieren conciencia de sí mismas y de su final, antes que este llegue. También hago un esquema con los nombres y características de las escenas que incluiré en la pieza en construcción.
Les doy estos "atajos", pero no lo digan por ahí. ¿Lo prometen?
Premisas sencillas para el dramaturgo que comienza
Por Giovanny Cruz Durán
Domingo 24 de mayo de 2020
Introducción
El primer escalón dentro del teatro es escritural. Por eso es tan importante el trabajo del dramaturgo. Y digo “trabajo” porque eso es. Nunca se les ocurra mencionar esa cosa terrible que llaman “inspiración”. ¡Desterrada está esa palabra en el vocabulario de un escritor profesional!
Ocasionalmente a todo dramaturgo alguien preguntará:
—¿Cómo escribir una pieza de teatro?
Aunque lo parezca, no es simple responder eso. No muchos escritores de otras disciplinas literarias saben hacerlo con efectividad.
Para el dramaturgo escribir teatro es algo tan natural, que lo hace desde un estadio interior que con el tiempo hasta le resulta mecánico. Sin embargo, mi experiencia corrigiendo textos teatrales (hasta de intelectuales connotados que intentan ser dramaturgos, pero que muchas veces no tienen idea de la estructura que demandan las obras de teatro), me indica que para otros hay serios problemas en ese tenor.
Esa estructura que menciono es imprescindible ya que, prácticamente, se convierte en código escénico. No olviden que el dramaturgo siempre llegará al espectador a través de las labores del actor sobre el escenario. Entonces, la comunicación entre el escritor teatral y los actores es vital para nuestro arte. Como aporte escribiré dos premisas, sencillas, que servirán bastante a los que se inician. Son unas guías o atajos que ayudarán, por lo menos, a organizar el proceso.
Estructura básica
Las obras vienen divididas en actos (en estos tiempos algunas solamente tienen solamente uno), los actos en cuadros y los cuadros en escena. Las escenas son determinadas por las salidas o entradas de los personajes.
Estructura física
Las obras teatrales son dialogadas. Tienen acotaciones y algo un poco más complejo que llamamos condiciones dadas.
Generalmente las acotaciones se presentan en un formato diferente (entre paréntesis, en mayúsculas, cursivas, negritas, etc.) al de los diálogos. Así, los futuros lectores y realizadores teatrales no podrán confundirse.
Usualmente los dramaturgos empiezan sus piezas dando instrucciones panorámicas sobre los personajes, escenografía, vestuario y hasta luces. Advierto que no todos siguen este patrón formal. Yo lo hago porque facilito la labor de estudios en los ensayos de mesa.
Los nombres de los personajes aparecerán en mayúsculas o en un formato que demuestre claramente su condición. Cuando su nombre es citado dentro de un parlamento se siguen las reglas gramaticales normales.
Ilustro con el ejemplo con dos tipos de acotaciones en mi obra “Obsesión en el 507”:
Una luz en movimiento nos muestra interesantes detalles del interior del apartamento 507: fotos de actores y actrices famosos, carteles de películas, una cámara de vídeo en su trípode, dos sillas de director de cine, un megáfono, dos televisores grandes, dos monitores de cine, dos catres en el centro, una mesita con dos teléfonos distintos y una mesa de comer para cuatro personas.
BLANCHE: (Estalla en risa. Abandona su papel de policía.) ¡Te engañé!
Las condiciones dadas son especificaciones que hace el autor, dentro de los parlamentos, sobre personajes o aspectos de la escena.
LUCRECIA: Siempre estás buscándole la quinta pata al gato. Ciertamente me llamo Lucrecia, pero quien es Borgia aquí eres tú.
BLANCHE: Sin embargo, la que tiene obsesión con los venenos no soy yo, no. ¿Qué estabas viendo en la tele?
LUCRECIA: “El lado oscuro del corazón”.
BLANCHE: ¡Pero otra vez! ¿Qué? (Imitando a una argentina.) Hija, ¿planificas envenenar a Subiela?
¿Notaron todas las informaciones (condiciones dadas) que va mostrando la pieza misma al espectador a través de los mismos parlamentos de los personajes?
1-Lucrecia dice que Blanche es una persona complicada y cita los nombres de ambas.
2- Blanche dice que Lucrecia gusta de usar veneno y sitúa su acción frente a una televisión.
Los personajes
Lo único realmente imprescindible en el teatro son los actores. Por eso es muy importante que el dramaturgo precise bien el perfil de los personajes que interpretarán en la puesta en escena. Ellos son quienes llevarán toda la trama, todas las acciones y los objetivos de la obra; que serán tanto como demande la pieza.
Los dramaturgos cuidarán siempre de no traicionar a sus propios personajes. Luego de ser “creados”, ellos tendrán comportamientos específicos, ademanes propios y emociones particulares.
Todo dramaturgo debe procurar que las acciones que ejecutan sus personajes correspondan con la sicología que él les ha construido. Después de esto, los personajes adquieren cierta… “independencia”.
Conozco obras de teatro donde los personajes, en algunos parlamentos, asumen posiciones sociales, políticas o filosóficas que no les son propias. Estas corresponden, más bien, a conceptos o creencias del dramaturgo; que en este caso debió incluirse él mismo como personaje.
Parlamentos y acciones de los personajes
Los parlamentos son las palabras que el dramaturgo asigna a sus personajes. Estos deben estar acorde, como ya hemos dicho, a las características de los mismos.
El diálogo continúo, excepto en los monólogos, es lo usual dentro de una pieza teatral.
Cuando un personaje se explaya explicando una situación, a ese parlamento llamamos soliloquio. Efecto que tiene que ser administrado cuidadosamente. Su proliferación puede hacer la obra lenta y pesada. El diálogo picado siempre ayudará al ritmo de la obra teatral.
Todo lo que los personajes realizan en el escenario se llama acciones. Estas (como enseñó Stanislavsky) deben ser “lógicas, coherentes y reales”.
Hay dos tipos de acciones: Físicas y sicológicas. El equilibrio de las mismas es vital en un buena pieza teatral. El dramaturgo sólo escribirá la obra que permita al actor o actriz lograr ese equilibrio que he aludido. Todas las acciones de los personajes deben dirigirse, únicamente, hacia la trama o tema de la obra.
Nota: en la próxima entrega continuaré con los hechos importantes, tiempo y espacio, la verdad teatral, convencionalismos teatrales, lenguaje y estilo, el conflicto, texto literario y texto dramático. Además, concluiré con un buen truco que suelo utilizar para escribir mis piezas teatrales.
Momentáneamente… ¡Telón!
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