Evelyn Irizarri | 19 octubre, 2017
Germana Quintana ha sido uno de los pilares del teatro dominicano, ha cultivado la carrera de talentosos actores y se ha convertido directora de indiscutibles clásicos
Cuando Germana Quintana llegó al país, ya había recorrido otros territorios, desde su salida de Venezuela; sin embargo, fue aquí donde decidió echar raíces, entre otras cosas por la acogida que recibió de los dominicanos y porque de una u otra forma en sus sueños de infancia y en alguna de sus lecturas había viajado al Caribe.
Germana Quintana junto a su hija Verena y su nieta Diana Carolina |
La hospitalidad de los quisqueyanos y la alta valoración que le dieron a su trabajo y talento, fueron las bases sobre las cuales edificó su futuro.
Al llegar, no venía sola, sus tres hijos le acompañaban, así que no solo debía pensar en su estabilidad, sino también en la de sus tres muchachos, como ella les llama.
El clima de paz, la belleza del mar Caribe, la calidez de la gente y las oportunidades de desarrollarse profesionalmente fueron las razones suficientes para establecerse en el país.
Su carrera había iniciado años atrás, en la televisión, por eso, uno de sus primeros trabajos los realizó en el canal 4, siempre vinculada al teatro.
Tan pronto como pudo comenzó a incursionar en el teatro dominicano con obras que más tarde se han convertido en un referente y que, en su momento, representaron grandes retos para ella como directora, pero de los cuales ha salido airosa y con mayor impulso para continuar en la silla de dirección, haciendo lo que más le apasiona.
1. Caraqueña
Nací en Caracas, Venezuela, hace ya muchos años. Gracias a Dios aún cuento con salud y puedo seguir trabajando, lo que es una gran cosa. Mis padres se llamaban Gustavo Quintana y Regina Martínez. Solo éramos mi hermana y yo. Viajé mucho porque mi padre fue diplomático del Gobierno de Venezuela. Viajé mucho, desde los cinco años. Recuerdo mucho a mi abuela Quintana, la casa de Simón Bolívar que me encantaba ir a verla. Desde niña tuve una gran imaginación. Inventaba muchas historias. Tomé un curso por correspondencia en un instituto cinematográfico de los tantos que existían en Hollywood. Yo quería escribir novelas o trabajar en la televisión.
2. De un lado a otro
Ir de un lugar a otro es muy atractivo porque vas conociendo diferentes lugares, pero es muy complicado por los colegios. Eso es lo peor. Por eso, quise que mis hijos estudiaran en el mismo colegio siempre. Cuando yo llegaba a otro país era un problema, por ejemplo en Costa Rica, llegué a un cuarto curso de primaria, pero venía de un país donde la educación no estaba tan avanzada y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para ponerme al día. Recuerdo que de niña, cuando me ponía a leer un texto, yo iba imaginando todo lo que iba leyendo.
3. En Cuba
Estuve en Cuba, en la época final de Batista, estaba en una emisora que se llamaba CMQ. En ese canal todas las transmisiones eran en vivo, porque no había video. Programa que salía al aire, programa que ya se olvidó, pero fue la época en que mejor se trabajó. Había un nerviosismo frente a las cámaras, porque sabías que si te equivocabas así iba a salir al aire.
4. De vuelta a Venezuela
Cuando llegué a Venezuela ya tenía 19 años y llegué con todos mis papeles, yo estaba en el bachillerato, pero no pude seguir porque no lo reconocían. Es decir, que debía volver a tomar asignaturas que ya había tomado. Entonces me puse a trabajar. Me fui al canal 5, con muchas ideas. Era un canal educativo. En eso el director me dijo que quería hacer una revista infantil de 5:30 de la tarde a 7:00 de la noche. Me preguntó que si yo era capaz de formarla, de producirla, y lo hice. Así me quedé en el canal 5, gustó mi trabajo. También estaba con el teatro del sábado y seguí haciendo más televisión. Pero ya a los 17 años uno como que quiere hacer su vida, entonces, en 1963 me casé en Venezuela. En ese momento era directora de la planta de televisión del Gobierno en Venezuela. Allí yo hacía la parte de teatro, comedias, telenovelas. Dirigía la parte escénica, pero también dirigía las cámaras. Yo era la única mujer que me sentaba en la cabina del director. Ya para 1964, me fui a los Estados Unidos. Allá trabajé muchos años. En Estados Unidos trabajé en el canal 47, que hoy es Telemundo y que para esos años estaba iniciando. Ahí empecé yo adaptando obras de teatro para la televisión. Me quedé haciendo eso y trabajando en radio.
5. A Dominicana
Yo estaba en España y para esos años era difícil trabajar. Las facilidades se las estaban brindando a los argentinos, por un acuerdo entre Franco y Perón. Ya cuando llegué a España estaba divorciada, tenía mis tres muchachos. Entonces, un amigo productor de cine, que su mamá era dominicana, me dijo que nos fuéramos para Santo Domingo, en principio venía a filmar exteriores para una telenovela. Esa era la misión que tenía. La idea me gustó porque yo soñaba mucho con el Caribe. Cuando llegué me sentí como en mi casa. Para esos años, observaba cómo se desempeñaba la sociedad. Me envolvió la fe que tenemos en este país, digo tenemos porque me hice dominicana. En ese entonces, la fe de los dominicanos me hizo sentir que era así como teníamos que vivir.
6. A la TV dominicana
Cuando llegué a este país, trabajé en el canal 4. Yo producía el programa de Cecilia García. Ahí conocí a Nancy Álvarez, que asistía al programa como invitada a cantar. Y un día, cantando ella “El abuelo”, de Alberto Cortés, yo percibí que era una gran actriz. Hablé con ella y le pregunté que si quería hacer teatro y se entusiasmó. Así estrenamos la obra “Las mariposas son libres”, con ella y un gran reparto. En el país estoy dedicada al teatro desde 1978. Es decir, que ya son 39 años.
7. “Ópera 1492”
El montaje de la obra “Ópera 1492”, fue uno de los más complicados, porque nunca había trabajado con cantantes de ópera. Era un montaje como con 70 personas. Fue un montaje difícil. Tuve que reunir grupos de folclore de diferentes instituciones, cantantes de óperas del Coro Nacional, actores, porque habían algunos personajes que tenían textos. La obra estaba basada en la llegada de los españoles a América. Fue una gran obra. Quien me encargó ese montaje fue el maestro Carlos Piantini.
8. La directora
Siempre he sido una persona difícil, aunque debo decirte que antes era más difícil que ahora, porque tú sabes que los años te aplacan. Algunas personas con la cuales trabajé antes, hoy me ven dirigir y me dicen: “Pero usted está muy suave. Usted no era así antes con nosotros”. Ya he perdido la cuenta de la cantidad de obras que he dirigido, pero recuerdo mucho las que se han convertido en clásicos. Como te decía anteriormente, combinaba la dirección teatral con la docencia y además impartía clases particulares. Lo mejor de esta carrera para mí es tener un texto en la mano y luego verlo en escena tal cual lo leí en papel. El director entrega la obra el día del estreno y debe estar seguro de que sea lo que el auditorio espera. Lo que hace a un director bueno es la preparación. El director debe leer mucho, debe tratar de prepararse, conocer el momento en que se desarrolla la obra. Debe saber manejar sus actores y conocer los personajes de las obras. Lo malo de dirigir es que te toque un actor que se crea la maravilla del mundo, aunque uno lo que hace es que trabaja una sola vez con esa gente, pues te das cuenta de que no cogen dirección. A mí me ha pasado.
9. Teatro Las Máscaras
Fachada Teatro Las Máscaras |
Para mí es un gran logro poder tener en pie el Teatro La Máscara, durante 16 años. Es un trabajo que nos llena de satisfacción. En ese proyecto, Lidia Ariza es mi socia. Iniciamos las actividades con la obra “Las locas del bingo”. Por primera vez le dimos paso a una producción que no es nuestra en el Teatro La Máscara, esa producción estuvo a cargo de la directora Niurka Mota, una gran profesional. La obra se llama “Amigas desgraciadas”.
10. Tres muchachos
Mis tres muchachos son mi vida. Ya están grandes. Tengo una hembra y dos varones. La hembra es la mayor, Verena, Federico y Fernando, que es el menor, se inició en teatro, participó en “Heidy, el musical”, en “Hansel y Gretel” y en “La Cenicienta”. A él le gusta mucho el teatro, pero un día me dijo: “Mami, del teatro no se puede vivir”. Tengo cinco nietos.
El dominicano es amable y cariñoso
“Tengo que agradecer, que siendo extranjera me hayan permitido hacer todo lo que he hecho. Pienso que el camino se me hizo fácil. Comencé en el teatro con Producciones Teatrales, que era la compañía que teníamos Nancy Álvarez y yo, que iniciamos 1979 y que estuvo activa hasta el 1997, fecha en que Nancy decide irse a vivir al los Estados Unidos. En ese tiempo combiné el trabajo del teatro con la docencia en APEC, donde trabajé durante 25 años, como profesora en el Decanato de Publicidad. Impartía las clases de producción y dirección de comerciales para la radio y la televisión. Hoy te puedo decir que lo mejor de vivir en este país son los dominicanos, la gente. El dominicano es amable, cariñoso. He sido feliz aquí y pude criar mis hijos, y los tres han sido personas de provecho.
Esmero
“Lo mejor de esta carrera es tener un texto en la mano y luego verlo en escena tal cual lo leí. El director debe estar seguro de que sea lo que el auditorio espera”.
Difícil
“Lo malo de dirigir es que te toque un actor que se crea la maravilla del mundo, aunque uno lo que hace es que trabaja una sola vez con esa gente”.
Reto
“El montaje de la obra “Ópera 1492”, fue uno de los más complicados, porque nunca había trabajado con cantantes de ópera”.